top of page
colorful-abstract-nebula-space-background_edited_edited.png

Tokenización: ¿El gran paso hacia la nueva era digital?


 
Tabla de Contenidos
 

La próxima generación de los mercados y los instrumentos financieros, será la tokenización”, decía recientemente el CEO de BlackRock, la mayor gestora de activos del planeta. “La tokenización de activos ilíquidos alcanzará los $16 trillones en 2030”, predecía Boston Consulting Group (BCG) hace unos pocos meses. Para obtener una perspectiva, esta última cifra equivale al PIB de toda Europa en la actualidad. Sin embargo, ¿es oro todo lo que reluce?


En este post exploramos qué hay realmente detrás de esta extraordinaria y resonante tendencia; te ofrecemos una visión fundamentada de las ventajas y los retos afrontados; te presentamos los casos de aplicación más importantes y, finalmente, nuestra opinión realista sobre si gran parte de los activos del mundo acabarán tokenizados. ¿Estás preparado?




Imagen: Freepik



‘Tokenización’ es una palabra con múltiples significados en el ámbito de la tecnología, si bien aún no está reconocida por la RAE. En el ámbito que nos ocupa, la tokenización es la representación de cualquier bien en un registro digital distribuido. Esta es la definición más genérica sobre la tokenización, que cubre todos los casos posibles. Sin embargo, existen dos matices importantes a resaltar:


1. La palabra ‘bien’ se entiende tanto en el ámbito material como en el inmaterial. Un bien puede ser un objeto, un activo financiero, una canción, una patente o incluso un derecho personal.


2. Un ‘registro digital distribuido’ engloba a todas las Tecnologías de Registro Distribuido (TRD, o DLT en inglés), entre las que se incluye la blockchain. Aunque esta última es la tecnología por excelencia, la tokenización podría lograrse utilizando otras alternativas. Por simplicidad, utilizaremos blockchain en este post.


Cualquiera que sea este bien, la tokenización consiste en su representación en forma de token o unidad digital en una blockchain. Como veremos a continuación, representar un bien de esta manera aporta una infinidad de beneficios y desbloquea una enorme innovación.


‘Bien’ es una palabra muy abstracta, así que concretemos. Un token representa una de dos cosas: un valor o un derecho. En nuestro día a día, utilizamos tokens para casi todo, aunque no los designemos con este nombre y los tokens no necesariamente sean digitales. Veamos ejemplos de ‘tokens’ que usas en tu día a día y que representan un valor o un derecho:


  • Que representa un valor: las monedas, los billetes, una obra de arte, las acciones de una empresa, un título de deuda, una pieza de oro, etc.

  • Que representa un derecho: un ticket de concierto, un carnet de socio, un certificado de propiedad, un depósito bancario, un documento de identidad, un contrato de alquiler, etc.


Mientras que los primeros tienen un valor económico o monetario respaldado por un consenso general, que te permitiría hacer líquido este valor (por ejemplo, vendiéndolos), los segundos te otorgan un derecho de algún tipo, ya sea de consumir un servicio (como asistir a un concierto, acceder a un club o habitar una vivienda), de recibir una cantidad de dinero en algún instante de tiempo (como retirar un depósito bancario o recibir dividendos de una inversión), o de otros tipos. Por supuesto, algunos de estos pueden representar una combinación de ambas, por ejemplo, la acción de una empresa representa un valor y al mismo tiempo un derecho de voto, dividendos, etc. Un contrato de alquiler representa un derecho para las partes, pero también podría representar un valor para el propietario o un inversor.


La tokenización no altera nada de lo anterior, la única diferencia es que en vez de representar estos valores o derechos en un papel, una tarjeta o el registro privado de alguna empresa o entidad pública, lo hace en una blockchain, que es abierta y está descentralizada, proporcionando características nunca antes vistas.



Sería enormemente más breve enumerar aquello que no se puede tokenizar pues, como hemos dicho, en la teoría, cualquier bien es tokenizable. Algunos de los bienes más relevantes en los que la tokenización ya se está poniendo en práctica con éxito son:


  • Activos inmobiliarios: inversiones colectivas en propiedades comerciales y residenciales, financiación de promociones inmobiliarias, contratos de alquiler tokenizados, etc.


  • Commodities: metales preciosos como el oro, materias primas como el petróleo, recursos agrícolas como la soja o el trigo, etc.


  • Instrumentos financieros: las acciones de empresas, la emisión de deuda, los fondos de inversión, los derivados financieros, etc.


  • Arte: obras de arte digital o físicas, ya sea de manera fraccionada o no, música, etc.


  • Energía: tokenización de certificados de energía renovable, créditos de carbono, recursos de generación distribuida, financiación de proyectos de energía renovable, etc.


  • Datos: datos sobre el mercado o un conjunto de clientes, datos sobre la explotación de ciertos productos o tecnologías, datos históricos sobre activos de inversión, datos de transmisiones de un bien, etc.


  • Identidad: control de acceso a plataformas del internet, certificados otorgados por entidades emisoras, pruebas de asistencia o de logro, etc.


  • Royalties: tokenización de derechos sobre la propiedad intelectual, como la música o los libros; tokenización de los derechos de imagen; explotación de la minería, etc.


Esta lista sigue y se extiende, en gran profundidad y con variedad de casos de uso, a la industria textil, la cadena de suministro y logística, los videojuegos, el sector farmacéutico, la medicina y los servicios sanitarios, los eventos y el ocio, etc. En futuros posts, no solo hablaremos de todas ellas en detalle, sino que además presentaremos cómo existen empresas en todos estos ámbitos creando valor y poniendo en práctica innovadores modelos de negocio.



Llegados hasta aquí, es evidente que deben existir beneficios considerables en la tokenización, que incentiven la inversión y los esfuerzos en desarrollo, regulación y la modificación de las infraestructuras tradicionales que la sociedad, en su conjunto, debe asumir. A fin de cuentas, hechas las matemáticas, los números salen o no salen. Veamos cómo influye la tokenización:


Interoperabilidad entre activos de toda clase

En primer lugar y más importante, la piedra angular detrás del concepto de tokenización: la interoperabilidad. Existen, desde nuestra perspectiva personal, una gran cantidad de casos de uso actuales en los que la tecnología blockchain se está aplicando con un criterio muy pobre y poca o ninguna ventaja competitiva. Esto se debe, principalmente, a la falta de entendimiento de que la tokenización, sin interoperabilidad, es prácticamente la misma tecnología que teníamos 10 años atrás y no aporta beneficios sustanciales.


La interoperabilidad está vinculada al valor universal de los activos. Es la capacidad para eliminar las fronteras de los activos digitales, romper el aislamiento al que están sometidos en las millones de plataformas dispersas por el internet y permitir que puedan ser transferidos, intercambiados y comerciados con libertad. Es ahí donde reside el verdadero valor.


La realidad es, que si eliminamos este factor, la blockchain aportaría una mejora tecnológica insignificante en comparación a su potencial. Sería una tecnología novedosa y útil en casos muy particulares, pero ni mucho menos disruptiva o con un potencial incalculable. Sin embargo, también es este el eslabón más complejo y donde se hallan los verdaderos retos para que la tokenización sea lo que esperamos, de lo cual hablaremos más adelante.



Incremento drástico de la eficiencia

Existen un gran número de sectores altamente ineficientes y gobernados por un número incontable de intermediarios y burocracia, muchos de los cuales mueven buena parte del valor económico mundial y, sin embargo, lo hacen de la manera más rudimentaria que puedes imaginar. Por poner dos ejemplos ilustrativos:


  • El mercado de títulos hipotecarios (deuda respaldada por hipotecas) en EEUU tiene un tamaño de $12 trillones. En la actualidad, intervienen más de una decena de intermediarios en su securitización y gestión, todos ellos teniendo que coordinar su información de manera consistente. Esto genera una enorme ineficiencia en tiempo y costes, que deben destinarse al funcionamiento de todos estos integrantes.


  • El mercado del Real Estate, el más grande del mundo si obviamos el ámbito de los derivados, es popular por el carácter primitivo y el desfase tecnológico de sus operaciones. Las transacciones de propiedades comerciales tardan en completarse, de media, alrededor de los 3 meses. Esto en caso de que la información necesaria sea fácilmente recopilable y que el proceso sea fluido. En muchos casos, este proceso puede superar los 6 meses e incluso el año, con una media de costes de entre el 5 y el 10% del valor de la transacción (hablamos de millones). En la actualidad, gran parte de los registros y transacciones inmobiliarias se realizan en papel, con requisitos procedentes de un amplio número de fuentes.


La blockchain resuelve este problema con éxito gracias a dos características fundamentales: una base de datos única, inmutable y accesible por todos que elimina la necesidad excesiva de intermediarios y la automatización habilitada por los smart contracts.



Reducción de costes de gestión

La blockchain hace las veces de notario digital. Es un sistema mediador que permite verificar, con gran sencillez y garantía, que un evento ha sucedido. Esto es un paso de crítica relevancia en la tecnología pues, hasta ahora, los conflictos digitales tenían que resolverse por personas, algo extremadamente ineficiente teniendo en cuenta que la actividad y el número de operaciones digitales que se hacen a diario se miden en el orden de miles de millones. La existencia de un “notario digital autónomo” que es capaz de verificar cualquier cosa en milésimas de segundo hace que el mundo digital adquiera una nueva dimensión.


Esto, que puede parecer solo una fantasía, es una realidad. A un número significativo de activos, datos y documentos se les ha otorgado validez legal en la blockchain. Muchos de los intermediarios que existían en ciertos procesos, cuya función era la de arbitrar y coordinar a las partes, pierden buena parte de su valor (en algunos casos, no todo), pues no se requiere de su criterio, información y mucho menos honradez, para verificar un hecho. Como imaginarás, el efecto que esto implica, en costes y eficiencia, es extraordinario.



Seguridad y transparencia

Registros que desaparecen o se ven corrompidos, información inaccesible, datos personales filtrados, incoherencias en los múltiples registros de una única operación, etc. Todos estos riesgos son los que experimentamos, con mayor o menor consciencia, en nuestras interacciones diarias con cualquier sistema digital. Cuando cedemos nuestra información, realizamos una compra o realizamos cualquier tipo de operación en internet, renunciamos a toda prueba de que este evento ha ocurrido. En el internet actual, no solo no tienes verdadero control sobre prácticamente nada, sino que tus bienes quedan a merced de la integridad y el rigor de proveedores terceros.


La blockchain elimina el factor moral que, para bien o para mal, es el que más efecto tiene en las personas y organizaciones y lo sustituye por matemáticas y criptografía, dos ciencias que garantizan la infalibilidad. Además de esto, su carácter abierto permite que toda información no privada pueda ser auditada con facilidad, desincentivando su uso para fines fraudulentos.



Fraccionamiento de valor

Si bien fraccionar el valor de un bien no es una innovación propia de blockchain, sí lo es la capacidad para convertir dichas fracciones en activos universales y comerciables. En sectores como el inmobiliario o el arte, donde la barrera de entrada es muy elevada, debido a los requisitos de capital, el fraccionamiento permite a los inversores adquirir partes de estos bienes, con cantidades tan bajas como se dispongan por diseño. Por ejemplo, cualquier persona podría comprar una parte de un gran edificio comercial o de una obra de arte exclusiva y obtener una parte proporcional de cualquier rendimiento económico generado, con cualquier cantidad de dinero.


Esto es altamente revolucionario, pues se abren mercados y posibilidades antes reservadas a unos pocos, a las masas. La importancia de distinguir este de modelos preexistentes (pues ya se comenzó a fraccionar el valor de activos como los inmuebles o el arte hace años) es que ahora tienen carácter universal. Esto quiere decir que no existen como un número en la base de datos de una empresa, sino que son bienes de tu verdadera propiedad, que puedes transferir, vender, intercambiar, poner como garantía de un préstamo o todo cuanto quieras. Para ponértelo fácil, si te ofreciesen un cupón de 1.000€ y tuvieses que elegir entre poder gastarlos solo en el McDonald’s o poder pagar con ellos donde quisieses, ¿qué elegirías?



Creación de liquidez

Como consecuencia de lo anterior, la posibilidad de fraccionar un bien y de dar acceso universal a algo que antes estaba altamente restringido, se produce un efecto drástico en la creación de liquidez de activos ilíquidos (o aporta aún más a aquellos que ya lo eran). La blockchain no solo no entiende de geografía, sino que tampoco de horarios. Salvando las particularidades regulatorias, que serán significativas y crecientes, esta tecnología está operativa 24 horas al día, 7 días a la semana, con la misma posibilidad de acceder desde España que desde cualquier otra parte del mundo.


En la práctica, esto implica que si haces una transferencia un jueves, no tendrás que esperar al lunes siguiente para que el pago se haga efectivo. El comercio de valores no estará restringido a los días laborables entre las 9:00 y las 17:30. O si quieres participar en mercados extranjeros, tener que operar de noche. Todo esto está a tu alcance en cualquier momento y a una velocidad instantánea.


La liquidez, que es la facilidad con la que un activo puede convertirse en líquido (recibir dinero por él), llega a mercados donde no existía, como es el mercado de capital privado, el Real Estate, el arte, así como otros muchos, gracias a:


  • El fraccionamiento y la eliminación de barreras de capital


  • La supresión técnica (no legal) de cualquier frontera, otorgando acceso a un número ilimitado de personas


  • El valor universal de los activos, que les otorgan una propiedad de valor adicional que antes carecían


  • La posibilidad de intercambio con un mayor número activos y bienes dinerarios o no dinerarios


  • La disponibilidad de uso 24/7



Flexibilidad en las operaciones

En la actualidad, la oferta de productos y servicios a los que tenemos acceso se encuentra limitada por la inflexibilidad de los sistemas que nos los proporcionan. Tu banco te permite pagar con tarjeta, hacer transferencias y no mucho más. Aunque a ciertos usuarios les podría interesar, ninguna entidad invertirá los recursos necesarios para adaptar toda su infraestructura a un reducido grupo. Por ejemplo, imagina que hace cuatro años querías comprar criptomonedas desde tu cuenta del banco. Dado que para el banco adaptar sus sistemas para proporcionarte este servicio es muy costoso, no tenían un incentivo para llevarlo a cabo. Sin embargo, hoy son decenas de bancos los que ofrecen este servicio (los más anticipados a una gran tendencia creciente), y dentro de 5 años todos y cada uno de los bancos te darán este servicio. Pero sí, habrán pasado 9 años hasta que tu idea inicial se ha visto materializada.


La blockchain tiene un papel fundamental en la eliminación de esta inflexibilidad. ¿Por qué? Porque crear nuevas aplicaciones o extender la funcionalidad de las existentes se vuelve radicalmente más versátil y eficiente con los smart contracts y el acceso a una base de datos única, abierta y segura. No solo se hace posible crear un programa con un muy poco coste, sino que se evita una enorme carga y complejidad en infraestructura y seguridad. Además, la tendencia a desarrollar estándares y reutilizar código de calidad, permite que cualquier persona, con poco o ningún conocimiento, lance sus programas para operaciones de todo tipo.



La tokenización ya es una realidad. Decir lo contrario sería como afirmar que el coche eléctrico es por ahora solo una idea. Simplemente, no hemos visto más que el principio. En los próximos cinco años, las cosas van a cambiar muy rápido. El valor y la cantidad de los activos tokenizados se va a disparar. Te explicamos por qué:


1. La reciente aprobación de la regulación MiCA europea trae consigo consecuencias fundamentales para la industria. En primer lugar, una muestra por parte de la UE de ‘adelantamiento’ e ‘iniciativa’ con respecto a otros territorios, en la creación de unas reglas que aporten claridad a todos los participantes. Si bien hay algo que limita o impulsa, tanto a individuos como a instituciones en su gran mayoría, es la claridad y el conocimiento de las reglas de juego. Junto con MiCA, el Régimen Piloto TRD y la directiva MiFID II delinean un marco regulatorio para la tokenización, en este caso de instrumentos financieros.


En segundo lugar, la puesta en marcha de esta regulación ejercerá una presión indirecta en otras regiones, que deberán trabajar para ofrecer condiciones que promuevan el desarrollo y la innovación y atraigan el talento, en lugar de ahuyentarlo. En la actualidad, dada la explosión de innovación que se está dando en lugares donde la regulación lo permite, como Suiza o Singapur, ejercer excesiva presión sobre profesionales y usuarios de la tecnología puede tener consecuencias muy negativas para la competitividad de los países.


2. En posts anteriores hemos analizado cómo los primeros usuarios de una tecnología cualquiera, los early adopters, realizan los grandes esfuerzos iniciales para favorecer la adopción. Especialmente desde el punto de vista técnico y regulatorio, aunque también social y cultural. Sin embargo, también entendemos que son, en última instancia, las grandes instituciones las que verdaderamente generan tracción y traen la adopción a las masas. Primero, porque una gran mayoría de la sociedad confía o se siente cómoda interactuando con lo conocido. Esto es así, puede que si estás leyendo este post seas un comprador activo e independiente de Bitcoin y uses plataformas como Binance o Coinbase, pero la mayoría lo harán cuando su banco de confianza se lo ponga al alcance de un click.


Segundo, porque son necesariamente las instituciones las que mueven los mercados y las que disponen del capital para traer una tecnología a una fase de producción en masa. Con la regulación, que entra cada vez más rápido y en más detalle y con una demanda creciente por parte de los usuarios, las instituciones entran cada vez con más seguridad y fuerza. Es así como lo hemos estado viendo en los últimos 2 años y como lo vemos en el día a día.


3. Conforme el tiempo avance, la población más joven, que se ha visto involucrada con los criptoactivos y que forman parte de su día a día, mayoritariamente aquellos de entre 20 y 35 años, ocuparán una relevante porción del mercado profesional y aterrizarán con un espíritu de apertura, experimentación e innovación, llevando consigo un entendimiento previo de cómo ciertas tecnologías aportan un verdadero valor a las empresas y sus clientes. Y, lo más importante, como usuarios mismos de dichas tecnologías.


Es altamente probable que, en un orden creciente en el tiempo, muchas tecnologías que hoy son difíciles de aceptar para una mayoría profesional, pronto estén normalizadas por la mera transición generacional y cultural. Sin embargo, como con toda tecnología, existe una relación inversa entre la adopción y el potencial de retorno, que premia a aquellos que no esperaron a ver el final del camino para ponerse a andar.


4. A principios de s. XX, la compañía de automóviles Ford pone en funcionamiento la primera línea de montaje móvil, reduciendo el coste de producción del famoso Model T a la cuarta parte. Henry Ford, obsesionado con traer el coche a las multitudes, marca el hito más importante en la historia del automóvil y pone en manos de todos una tecnología que estaba reservada a muy pocos.


Ford no pasó de hacer un coche mediocre a un coche excepcional. De hecho, el coche fabricado era exactamente el mismo. Sin embargo, como en muchos ejemplos de la historia, lo que trae la disrupción al mundo no siempre es el qué, sino el cómo. La manera ingeniosa y eficiente permite que un bien exclusivo se convierta en un bien universal.


La tokenización, como la línea de ensamblaje de Ford, pone en manos de las masas un conjuntos de bienes y tecnologías que hasta hace poco han estado reservadas a un reducido grupo. Solo que esta vez no se trata de coches, sino de prácticamente todo cuanto que se puede comerciar o tiene algún tipo de valor.


5. Sostenibilidad, eficiencia y transparencia. ¿Qué empresa no promueve estos valores a día de hoy? Las actividades sostenibles, la eficiencia de los procesos y la transparencia en todas las operaciones ya se dan por hecho en las nuevas empresas y cada vez son un requisito mayor en las grandes compañías tradicionales. Con la IA, capaz de sustituir una gran cantidad de tareas humanas y disparar la productividad de las personas y sus oficios, los largos tiempos de espera, los costes innecesarios y la burocracia excesiva están avocadas al fracaso. Los clientes no perdonan, si alguien o algo les ofrece el mismo servicio o incluso mejor, con más rapidez y garantía y a una fracción del coste, no van a conservar una lealtad. De hecho, que no lo hagan, es la clave de la innovación.


La puesta en el mercado de los modelos de lenguaje de OpenAI y recientemente de Google, a un coste de exactamente cero, es la prueba de que la competitividad tecnológica se encuentra en su punto más alto y que quedarse atrás, por poco que sea, genera una desventaja muy marcada con respecto al resto. Es por ello que creemos que la tokenización, resolviendo una necesidad de suma importancia y atendiendo de lleno a estos tres valores fundamentales, cumplirá un papel trascendental en los próximos años.



Los grandes retos por resolver

Si por algo nos caracterizamos en Archivist es por no limitarnos a contarte la parte bonita de cada película. La tokenización, al igual que otras tecnologías emergentes, afronta un importante escenario lleno de retos, muchos de los cuales son compartidos con la tecnología subyacente, la blockchain. Aquí van los más relevantes:


1. Identidad digital universal. La tokenización, fuera del ámbito de la interoperabilidad, pierde nueve décimos de su valor. Para poder lograr esta interoperabilidad en un ámbito regulado, es necesario dotar a los usuarios de una identidad digital que les otorgue la libertad de transferir y comerciar con los activos tokenizados. De lo contrario, estos quedarán recluidos nuevamente en plataformas centralizadas y no hallaremos un verdadero salto tecnológico. ¿Cómo garantizamos que cada usuario disponga de una identidad digital verificable que lo libere de los estrictos y aislantes procesos de autorización de las plataformas de tokenización?


2. Vinculación al activo. Cuando hablamos de un bien tokenizado, uno de los factores más críticos consiste en la vinculación del token al activo subyacente, ya sea este digital o físico. Mientras que los primeros tienden a ser más fáciles por su misma naturaleza, los segundos suponen un reto notable y requieren del uso avanzado de tecnologías terceras, como el IoT. ¿Cómo asociar de manera inequívoca un identificador digital con un inmueble, una obra de arte o un vehículo? ¿Cómo garantizar la trazabilidad de cualquier transacción física en la blockchain?


3. Integración con los sistemas tradicionales. A menudo, las nuevas tecnologías entran en conflicto con las infraestructuras tradicionales, ralentizando el proceso de adopción o arrastrando oposición por parte de aquellos que dependen de estas. ¿Cómo cohesionar esta nueva infraestructura digital con sistemas tecnológicos anticuados (o ni siquiera tecnológicos), como existen en el ámbito financiero, gubernamental, inmobiliario, logístico, etc.? ¿Debe la tecnología hacer un esfuerzo por adaptarse o debemos como sociedad adaptarnos a la innovación?


4. Puentes multiplataforma. El futuro de la tecnología es la coexistencia de numerosas plataformas, de eso no cabe duda a estas alturas. No solo existe sitio para muchas sino que, además, es de esperar que la especialización lleve a estas a dar cabida a industrias y casos de uso cada vez más específicos. La idea de una infraestructura única, universal y multipropósito, se aleja cada vez más de la realidad. ¿Cómo creamos puentes seguros entre todas estas para lograr la verdadera universalidad de los activos y evitar que la tokenización resulte en un archipiélago de pequeños sistemas descentralizados en sí mismos, pero centralizados en relación al resto?


5. Regulación. Existe un largo camino por delante en materia regulatoria para llegar al equilibrio entre la seguridad del individuo, la libertad de la innovación y el aporte de valor a la sociedad. El avance tecnológico, sumamente adelantado respecto de la regulación, nos deja tanto con el agrio sabor de aquellos que lo utilizan para su beneficio propio, como el dulce que experimentamos al funcionar con una tecnología disruptora, que nos abre un universo de posibilidades antes impensable. ¿Cómo establecemos condiciones justas que extraigan el máximo valor de la tecnología, a la vez que requerimos una importante transformación en las infraestructuras tradicionales? ¿Cómo demostramos al regulador que es posible utilizar la tecnología para el extraordinario beneficio de la sociedad, con el menor riesgo posible?



El error actual que muchos individuos e instituciones cometen es adoptar la mentalidad “tokenizarlo todo”, por supuesto, basada en una falta de profunda comprensión y fundamentos de la tecnología y su contexto. La tecnología blockchain, como todas las demás, tiene sus limitaciones y está diseñada para atender a casos de uso específicos. ¿Es posible, técnicamente, tokenizarlo todo? Sí. ¿Es coherente, admisible, beneficioso o necesario tokenizarlo todo? No.


Existe un enorme abanico de factores, algunos expuestos a lo largo de este post, que nos permiten determinar la propuesta de valor y viabilidad de la tokenización. Mientras unos casos presentan un potencial incalculable y resuelven una necesidad de base, otros tienen poco más sobre lo que sustentarse que la euforia o el efecto rebaño de sus promotores y la ingenuidad de sus usuarios. Es responsabilidad de todos aquellos que construimos esta tecnología hacerlo con el mejor de los criterios, el conocimiento y las buenas prácticas.


Si la historia nos ha enseñado algo es, en primer lugar, que los problemas surgen solo cuando se innova y se progresa. Son la tecnología y el cambio los que abren nuevas cuestiones y generan vacíos en los sistemas legales, educativos, tecnológicos, etc. que es necesario afrontar. En segundo lugar, el ser humano siempre ha encontrado la manera de resolver sus problemas, si bien el camino no suele ser sencillo. Es prudente asumir que así lo hará de nuevo en esta ocasión. La tokenización llegará a muchos de los rincones de nuestra sociedad, aunque no a todos, desbloqueando una gran parte del valor universal allá donde exista la demanda y la necesidad.


En nuestro viaje por la industria, los más escépticos y temerosos al cambio defienden que “el mundo funciona bastante bien y no ha necesitado la tokenización para nada”. Es cierto, se pueden seguir registrando grandes transacciones en papel, contando con infinidad de intermediarios para cualquier actividad y asumiendo costes y tiempos ridículos para operaciones que deberían completarse, con la tecnología actual, en segundos y a un coste despreciable. También las cosas funcionaban bastante bien antes de la llegada del internet, pero no es así como funcionamos las personas y nuestro afán de superación.


La tokenización, sin duda alguna, transformará el modo en que vivimos la experiencia digital y dará lugar a nuevos paradigmas de propiedad digital. Queremos saber qué opinas sobre la tokenización y en qué sectores crees que su aplicación ofrece una oportunidad única. ¡Déjanos tu comentario!


colorful-abstract-nebula-space-background_edited_edited_edited.png
bottom of page